lunes, agosto 17, 2009

BICENTENARIO

EL PARQUE URBANO ESTERO LAS TOSCAS

Por Belisario Arturo

Venía ensimismado y feliz leyendo el editorial que hoy trae nuestro prestigioso diario La Discusión, cuando tropecé con José Huemul. Fíjate, le digo que nos da la razón, a lo que venimos sosteniendo modestamente en este Blog desde hace años, y procedo en voz alta y engolada a leer:

“El Parque urbano Estero Las Toscas terminó siendo un estrepitoso fracaso, aunque nadie se atreva a catalogar de aquella manera lo que ahí ocurrió. Al comienzo pareció una interesante iniciativa, sobre todo porque, más allá de los aspectos estéticos que no dejan de ser importantes, era una oportunidad única para regular de una vez por todas las descargas de elementos contaminantes al lecho del estero”

- No advierto donde están las coincidencias, me dice mi amigo, con el ceño fruncido: el Parque Urbano Estero Las Toscas, no terminó siendo un estrepitoso fracaso. Lo que ocurre es que no tiene racionalidad alguna, se trata de un proyecto idiota, cuyo único peligro es que a alguien se le ocurra continuarlo, en lugar de demolerlo para entubar el cauce. Ojalá, no se siga gastando dinero municipal allí, tan necesario para mejores fines.

Y, eso de que los aspectos estéticos no dejan de ser importantes. ¡Por favor! Los aspectos estéticos, no solamente son importantes, son decisivos en construcciones que pueden exhibir su fealdad por muchísimos años. Además, hay una necesaria vanidad en estas cosas, ¿Cómo vamos a permitir que las futuras generaciones se enteren de lo tontos que hemos sido?

El Huemul sigue sin pausa: tu editorial dice, que el Parque Urbano Estero Las Toscas era una oportunidad única, para regular de una vez por todas las descargas de elementos contaminantes al lecho del estero. Aquí deben esclarecerse dos aspectos, me dice más serio que nunca. El primero es establecer cuales son esos elementos contaminantes que lleva el estero, desde cuando ocurre ese desaguisado y por qué se lo tolera; en segundo lugar, en que consiste la regulación que de ellos quiere hacer el editorialista.

Quise protestar diciéndole a José Huemul que las editoriales de nuestro prestigioso diario, son una guía diaria y permanente para nuestros actos, que están hechas por nuestros más destacados profesionales y que para mí constituyen enseñanzas ex cátedra, pero mi experiencia es que al Huemul tampoco se le discute cuando anda de mal humor.

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