viernes, diciembre 02, 2005

Las Siete Maravillas de Chillán

Por Belisario Arturo
Master en Filosofía Aplicada

Los poderosos cerebros de nuestras autoridades han hecho de Chillán, una ciudad privilegiada, única en el país capaz de crear las siguientes siete maravillas. Juzgue Ud. amable lector:
La primera Maravilla tiene su homólogo en las pirámides de Egipto. Data de la década del 40, del siglo pasado, en que el pavor del terremoto hacía que todo fuera monumental y asísmico y allí está desde entonces el Teatro Municipal, inmutable y enigmático con sus arcadas y ángulos de granito, ante los cuales han pasado y pasarán alcaldes y concejales de todas las estirpes y pelajes, porque, como diría don Pablo, las claves para terminarlo, transformarlo o demolerlo se perdieron: “el viento las olvidó y el idioma del agua fue enterrado.”
La segunda Maravilla fue construida en una época de confusión y desenfado, en nuestra edad media, en que los hombres viviamos en guerra. Se trata de la antena que sublimó nuestra Catedral. Ahora, ni los mejores fotógrafos pueden enfocar sus cámaras ignorarando esa construcción colosal, creada talvéz para otear el universo o para que en su cúspide ardiera alguna llama eternamente. ¡ Qué éxtasis con sólo mirarla¡
La tercera Maravilla es el culto a los servicentros – el último se construyó frente al hospital – y, el afán compulsivo de destinar a usos particulares los bienes nacionales de uso público. ¿Ha contado Ud. los servicentros? ¿ los estacionamientos en las veredas y en las avenidas? Bueno, hágalo y después conversamos. Pero esta torta tiene dos guindas, la bajada subterránea de la calle Isabel Riquelme y los estacionamientos en la “Ciudad Prohibida” de la calle Bulnes, lugar que la plebe llama Patio de Los Naranjos. Allí los estacionamientos tienen nombre, apellido y barrera con un guardián insobornable. El Huemul se coló una vez en su citroneta y lo sacaron a patadas por ordinario y desubicado.
La cuarta Maravilla es la devastación de los árboles. Se han cortado en toda la ciudad para hacer espacio a los estacionamientos, a los servicentros, a las cerámicas, ¡cuidado con decir baldosas¡ a los cables eléctricos, a los garajes, etc. etc. Cuando Ud. quiera puede talar algunos árboles en su vereda y hasta, tal vez, un encino de cien años, siempre que le done unos diez arbolitos a la municipalidad, con su correspondiente macetero, claro. ¡Qué tierna es esta maravilla! ¿Verdad?
La quinta Maravilla se ubica en la avenida Collín con O”Higgins. Si Ud. no la ha visitado está haciendo un injusto desaire a nuestras autoridades municipales, porque eso se construyó ¿Ud. sabe a qué costo? para hacer un espacio para la familia, hermoso, limpio, tranquilo y oloroso. Vaya cuanto antes a ver pasar por el agua cristalina y rumorosa, bolsitas de plástico, algún perrito o saco con gatitos y otros engañitos. Me dan escalofríos pensar que se hubiera entubado el estero privándonos de tanta perfumada belleza y se hubiera construido un área verde con árboles y prados, a un costo reducido. Esta maravilla sólo puede compararse con los Jardines Colgantes de Babilonia. Gracias en nombre de la ciudad y de los satisfechos pericotes, ya mudados a sus nuevas residencias.
La Maravilla Sexta es nuestro paseo peatonal. ¿Conoce Ud. otra ocurrencia más impropia para la ciudad? Algo tiene que recuerda los baños turcos y los lugares en que lavan autos. Es como si alguien nos regalara un par de zapatos de loza. Si Ud. ha leído, visto o escuchado las congratulaciones de sus autores cómplices y encubridores, no tendrá duda que en esto se actuó con premeditación, alevosía y sobre seguro, de manera que las víctimas no tuvimos posibilidad alguna de defensa. Ni el terrible concejal Marcenaro pudo escapar al embrujo de la inauguración.
La Séptima y última maravilla es, que debido a las anteriores, los chillanejos abandonaron la ciudad y se fueron a vivir fuera de sus límites, para lo que mi amigo, el profeta Emilías, inventó el Jardín del Este. No te desesperes, Belisario Arturo, me dijo José Huemul, porque en Diciembre llega la reforma penal y haré que el fiscal debute con mi querella para que, en juicio público, alcalde y concejales sean condenados a cinco años y un día, de pasear y disfrutar de sus maravillas. Deberán almorzar en el centro del paseo peatonal a las 13 horas en punto y solazarse diariamente en el balneario del estero Las Toscas. ¡Sueño con patrocinar esa querella¡ (prohibida la reproducción parcial)

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