viernes, diciembre 02, 2005

La Matanza de Chillán

Por Jorge Molina Inostroza

A nuestro entender no le podía ocurrir nada más desafortunado a nuestra ciudad que la conducción errática y torpe de la gestión alcaldicia de las últimas décadas.
¿Alguien entiende que no haya existido, ni exista, un proyecto de ciudad que aliente la edificación dentro de sus cuatro avenidas despobladas o la incapacidad de solucionar el asco del estero Las Toscas o que sea la ciudad más sucia del centro del país?
A estas décadas de miedo se deben desaciertos tan evidentes, como la entrega al uso particular de bienes nacionales de uso público. Comenzando por los estacionamientos de las avenidas Libertad, O”Higgins, Collín o de calle Isabel Riquelme, Sargento Aldea, etc., para seguir por la Plaza El Roble -ya vienen las cocinerías – y, luego, la proliferación de estaciones de servicio, cuya estrella, sin duda, es la autorizada frente al Hospital Herminda Martín. ¡Vaya, si se necesita entereza! No le va en saga, la que se ubica en el límite de la avenida O”Higgins con Chillán Viejo, para cuya existencia se sacrificaron varios encinos, que desaparecieron con tronco y raíces. En otras ciudades se lucha para erradicar estos negocios, Chillán los promueve.
Y, vamos a la Avenida Collín. Ya está anunciada la inauguración de la tercera etapa del empedrado lateral del estero. Debemos reconocer que la poca hermosura está ampliamente compensada con el mal olor: ¡No se pierda la inauguración! Quizá haya algún animal exótico, como en la inauguración del Paseo Peatonal. Está claro que el entubamiento del estero, cuando menos en esa parte, habría permitido continuar el trazado de aquella arteria hacia el Poniente. Para tal propósito habrá que demoler todo lo construido. Más tarde o más temprano así ocurrirá.
Esta construcción que nos honra, culmina con el “Pueblito” Vaya a visitarlo y proponga un destino que darle, que en gracia y sabiduría le hace el peso a la anterior Magna Obra. ¿ Y qué le agregamos a la Planta de Celulosa, además del tufillo de múltiple origen - como si aquí hubiera poco – que nos brindará por el resto de nuestras vidas, de la contaminación del Itata, de la tierra y del mar? - Fácil: trece mil Vatios pasarán por encima de nuestras cabezas. ¿Y de postre? Asómese a la calle Cocharcas, más al Poniente de la avenida Brasil, para que vea cómo se edifica en terrenos fiscales, municipales o bienes nacionales de uso público, a vista y paciencia de todos los organismos cautelares. ¿No cree, amable lector, que asistimos a la matanza de Chillán? Continuará.

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