viernes, julio 07, 2017

LOS DOS EXTREMOS


Publicado en La Discusión de Chillán

Señor Director
El Editorial de la Discusión del 23 de Junio se refiere a ciertas ideas que van sobre objetivos deseables por todos, pero que, al exacerbarse, devienen en posturas contrarias al progreso y desarrollo económico. Tal lo que ocurre con los ambientalistas que rechazan en Ñuble proyectos energéticos, inmobiliarios, forestales, por más de mil millones de dólares, debido a su “intransigencia ante cualesquier alteración de la naturaleza; a un menosprecio hacia el crecimiento económico y a los proyectos de desarrollo industrial; a una demonización de cualesquier iniciativa que alimente un modelo productivo y suponga una alteración de la naturaleza” Así el modelo que defienden varias agrupaciones ecologistas solo puede ser adoptado por los millonarios que voluntariamente optan por una vida alejada de las oportunidades que les entrega la modernidad y las comunidades rurales aisladas que contra sus deseos viven sin atención de salud, sin electricidad permanente, sin agua potable, sin caminos ni transporte. Al medio está la mayor parte de la población que no puede llevar una vida idílica de alto estándar cercana a la naturaleza y que está en fuga de la precariedad rural.

Es estrictamente cierto cuanto el editorial afirma. No obstante, pareciera necesario complementarlo para que no se entienda que todos los empresarios actúan con respeto al medio ambiente y con justicia ante los afectados por las grandes obras, que, a manera de ejemplo, producen corriente eléctrica, maderas exportables o rascacielos en las ciudades, porque conocemos realidades que son equivalentes o peores que las que causan los ecologistas extremos. Sabemos que las concesiones eléctricas son perpetuas pero las compensaciones son temporales y exiguas. No hay moral alguna cuando se engaña a los campesinos para no indemnizarlos por el daño irreversible de sus Centrales o tendidos eléctricos; no hay piedad con la Patria ni con las generaciones venideras  cuando plantan pinos o eucaliptos en las tierras fértiles, ni hay sentido humanitario alguno cuando construyen rascacielos con ignominia para los desposeídos. Entonces, a enmendarse de ambos lados.

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