viernes, abril 25, 2014

A LA DERIVA (DOS).-



         Tema relevante, como el de las concesiones eléctricas a perpetuidad, repetido objeto de nuestras prédicas en el desierto y, que, del mismo modo, no preocupa a nuestra burocracia pensante, léase autoridades de gobierno, parlamentarios, dirigentes gremiales y demás, es la plantación masiva de pinos y eucaliptus en terrenos aptos para la agricultura, cuyo efecto devastador, sobre todo, el de estos últimos, puede comprobarse con sólo visitar, en nuestra Provincia de Ñuble, los lugares de los plantíos, que han secado todos los esteros adyacentes, de existencia inmemorial, degradando irreversiblemente las tierras fértiles.
         Sabemos – aunque no lo hayamos evaluado – el daño que a nuestro  País causa la  sequía de varios años que nos afecta, los mismos en que, grandes extensiones  rurales deben ser abastecidas de agua para la bebida, a un costo en esta Región, de sesenta mil millones de pesos anuales, según informa la prensa local y, en las cuales,  paradojalmente, los profesionales de la política, tienen sus cotos de caza, ofreciendo mejor atención domiciliaria de los camiones aljibes, sin que haya pasado por sus singulares mentes, otra idea que ésa, aparte de – reconozcámoslo    la genialidad de regalar camisetas para los clubes deportivos o agasajar a sus adeptos con  asados de animales de sospechosa aptitud culinaria,  pero que aseguran reelecciones también perpetuas.
         Uno de los grandes problemas de Chile es y será el agua. Por eso nos    preguntamos en qué cabeza cabe degradar las tierras cultivables con especies arbóreas que no servirán de nada en alguna crisis alimentaria generalizada. Los países desarrollados protegen su agricultura y no envilecen el medio ambiente. En Chile, nuestra burocracia abotargada, nos lleva en esto, también  a la deriva.

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