A LA DERIVA (Uno)
Los que tenemos una perspectiva en el tiempo, que
arranca de ocuparse apasionadamente, a los siete años de edad, de la revolución
española y luego de la segunda guerra mundial, cuando todavía leíamos sobre la
primera, para seguidamente vivir la guerra
fría, con su cortina de hierro, el peligro atómico, el terrorismo, los
genocidios, etc., etc. y aterrizar en el progreso que destruye el planeta,
tarea en la que estamos todos empeñados, no podemos sino estar intranquilos con los problemas que dejamos a
nuestros hijos.
El tiempo ya nos acorrala y reclama prisa para todo lo que queremos decir o hacer y la desesperanza nos acongoja, porque nunca
hemos logrado reclutar a nadie para las causas que nos acucian, quizás no somos
convincentes en absoluto o las consideran imposibles, frente a la evidencia de que los bastiones del poder
del dinero son inexpugnables. Entonces lo que nos queda es la filosofía de la
derrota – que siempre vuelve a la carga – y la prédica en el desierto que es
nuestra única tribuna.
Hemos denunciado en toda oportunidad que se nos ha
dado, la inconveniencia de destruir la belleza de nuestro entorno, ríos y
esteros con las centrales eléctricas de pasada, publicitadas ad nausean por los
medios de prensa, como amigables con el medio ambiente y, hemos agregado, el
hecho increíble de que se otorgan a perpetuidad. Pregunté, recientemente, el
porqué de esta enajenación de soberanía, por correo electrónico individual, absolutamente
a todos los parlamentarios y candidatos a la presidencia de la República y
solamente recibí respuesta de tres de ellos: el senador Eugenio Tuma, que me hizo saber su intento
fallido de limitarlas a 25 años y, en un sentido semejante, el senador Hosain
Sabag y el diputado Marcelo Díaz. De los demás, nada de nada, incluyendo al
senador Horvath, líder de la oposición a la mega central HidroAysén.
¿Por qué, señoras y señores parlamentarios,
ministros, autoridades en general, excelentísima señora Presidenta, ex
presidentes, todos imperativamente de la elite del intelecto de nuestra patria,
no les interesa este tema? ¿Por qué de algo tan relevante nadie se preocupa? O
¿Es que vamos simplemente a la deriva?
Amable lector, si Ud. Conoce algún parlamentario o
autoridad de gobierno, pregúntele por estas concesiones perpetuas, pero
prométame no maravillarse con la respuesta.