
sábado, mayo 06, 2006
FABULAS DEL HUEMUL
Por Belisario Arturo.
A José Huemul le gusta mantenerme intrigado; hace unos días me espetó sin preámbulos, la siguiente sentencia: “debes cuidarte de la semántica y de ciertos hechos o decisiones que parecen anodinos pero que suelen alcanzar la mayor relevancia” Como le miro con cara de no cachar una, continúa: - trataré de hacerte entender, aunque tu natural obtuso es más bien apto para un cargo público. – Preferí no contradecirle y aparentar la mayor atención.
- Has de saber Belisario Arturo, que la manera de manejar tu bata de levantarse para calarte tus slips, por ejemplo, es un hecho importante y que podría ser trascendente. Verás que no hacerlo de manera apropiada puede acarrearte los mayores sinsabores, aunque tu mala maniobra haya durado segundos y creas encontrarte a solas. Jamás la lleves hacia arriba desnudando la retaguardia, porque algún atisbador de la oposición constructiva, podría fotografiarte. Mira lo que le ocurrió a la señora, Canciller de Alemania, que para ajustarse las panties levantó la parte trasera de su salida de baño. Ahora, su tambembe es conocido y objeto de comentarios diversos, en el mundo entero. Todo por no hacer como corresponde un acto rutinario y aparentemente sin valía especial. Ahora habemos muchas personas que deseamos conocer la cara de la señora canciller.
Sin darse pausa continúa: habrás oído hablar o quizás estés sufriendo, la ampliación del “ Paseo Peatonal ” de nuestra ciudad. Pues bien, ¡inocente Belisario Arturo¡ existe ahí un asunto baladí: semántico diacrónico, diría un crítico literario. Ocurre que no será paseo ni peatonal, sino estacionamiento para automóviles, que se llamará de ese modo. Los poderosos cerebros del Olimpo municipal – que se preocupan del progreso de la ciudad y de nuestro bienestar – idearon dar esa calle en concesión por treinta años a una empresa que es rémora de Chillán, para que construya allí estacionamientos en su exclusivo beneficio. Nadie pudo oponerse a tiempo, por eso de la semántica diacrónica.
Quise decirle que...Pero, José Huemul, con un ademán corto e imperioso, me advierte: ¡no he terminado¡ Debo todavía convencerte de la necesidad de realizar con cuidado esos hechos rutinarios, aparentemente sin mayor valía externa. Tal la situación que debió encarar nuestro concejal don Giovanni Gotelli, persona libertaria - de acuerdo al ideario de su partido político - respetuosa de todo ser viviente y amante de los animales, “como se verá” y, que se encontró en una madrugada fatídica, ante el dilema de atropellar un perro trasnochador e imprudente, o, estrellar su auto contra un árbol. Él optó por la vida. Ahora su inmolación es conocida en todo Chile. Don Giovanni hizo lo correcto, pero como este es el país de la envidia y del chacoteo, no han faltado los pérfidos que tratan de desconocer su acto hético: “que el perro podía ser hasta sarnoso, que no había perro, que no hizo maniobra alguna, que se quedó dormido, que no tenía sangre en las venas, etc. etc”. Y, mediante la TV lo han faranduleado a escala nacional. Y, todo por no realizar con cuidado un acto rutinario y aparentemente sin mayor valía externa, como es el de manejar un automóvil en una ciudad repleta de perros vagos...Me alejé del Huemul a toda prisa, para darme el más humillante porrazo, enredado con un perro callejero. A lo mejor es el mismo que salvó don Giovanni, pensé...
A José Huemul le gusta mantenerme intrigado; hace unos días me espetó sin preámbulos, la siguiente sentencia: “debes cuidarte de la semántica y de ciertos hechos o decisiones que parecen anodinos pero que suelen alcanzar la mayor relevancia” Como le miro con cara de no cachar una, continúa: - trataré de hacerte entender, aunque tu natural obtuso es más bien apto para un cargo público. – Preferí no contradecirle y aparentar la mayor atención.
- Has de saber Belisario Arturo, que la manera de manejar tu bata de levantarse para calarte tus slips, por ejemplo, es un hecho importante y que podría ser trascendente. Verás que no hacerlo de manera apropiada puede acarrearte los mayores sinsabores, aunque tu mala maniobra haya durado segundos y creas encontrarte a solas. Jamás la lleves hacia arriba desnudando la retaguardia, porque algún atisbador de la oposición constructiva, podría fotografiarte. Mira lo que le ocurrió a la señora, Canciller de Alemania, que para ajustarse las panties levantó la parte trasera de su salida de baño. Ahora, su tambembe es conocido y objeto de comentarios diversos, en el mundo entero. Todo por no hacer como corresponde un acto rutinario y aparentemente sin valía especial. Ahora habemos muchas personas que deseamos conocer la cara de la señora canciller.
Sin darse pausa continúa: habrás oído hablar o quizás estés sufriendo, la ampliación del “ Paseo Peatonal ” de nuestra ciudad. Pues bien, ¡inocente Belisario Arturo¡ existe ahí un asunto baladí: semántico diacrónico, diría un crítico literario. Ocurre que no será paseo ni peatonal, sino estacionamiento para automóviles, que se llamará de ese modo. Los poderosos cerebros del Olimpo municipal – que se preocupan del progreso de la ciudad y de nuestro bienestar – idearon dar esa calle en concesión por treinta años a una empresa que es rémora de Chillán, para que construya allí estacionamientos en su exclusivo beneficio. Nadie pudo oponerse a tiempo, por eso de la semántica diacrónica.
Quise decirle que...Pero, José Huemul, con un ademán corto e imperioso, me advierte: ¡no he terminado¡ Debo todavía convencerte de la necesidad de realizar con cuidado esos hechos rutinarios, aparentemente sin mayor valía externa. Tal la situación que debió encarar nuestro concejal don Giovanni Gotelli, persona libertaria - de acuerdo al ideario de su partido político - respetuosa de todo ser viviente y amante de los animales, “como se verá” y, que se encontró en una madrugada fatídica, ante el dilema de atropellar un perro trasnochador e imprudente, o, estrellar su auto contra un árbol. Él optó por la vida. Ahora su inmolación es conocida en todo Chile. Don Giovanni hizo lo correcto, pero como este es el país de la envidia y del chacoteo, no han faltado los pérfidos que tratan de desconocer su acto hético: “que el perro podía ser hasta sarnoso, que no había perro, que no hizo maniobra alguna, que se quedó dormido, que no tenía sangre en las venas, etc. etc”. Y, mediante la TV lo han faranduleado a escala nacional. Y, todo por no realizar con cuidado un acto rutinario y aparentemente sin mayor valía externa, como es el de manejar un automóvil en una ciudad repleta de perros vagos...Me alejé del Huemul a toda prisa, para darme el más humillante porrazo, enredado con un perro callejero. A lo mejor es el mismo que salvó don Giovanni, pensé...
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